Recomendaciones de Bosch para mejorar la experiencia de audio de los fieles en las iglesias católicas

La Semana Mayor se considera un espacio de reflexión para visitar diferentes iglesias y monumentos católicos, celebrando la fe cristiana. También es normal entrar en una iglesia y no entender ni una palabra de las lecturas, así como, por el contrario, tener que retirarse de los altavoces para evitar la pérdida auditiva a largo plazo por estos 45 minutos de alto volumen sin sentido. En este artículo, se abordarán los sistemas de audio en iglesias católicas y los mejores tips para tener en cuenta a la hora de diseño e instalación.

Contexto Arquitectónico

La arquitectura religiosa es una identidad para la Iglesia. Su historia se remonta al siglo VI pasando por diferentes estilos como el bizantino, barroco, gótico y renacentista. Todos estos tienen como objeto transmitir un mensaje de fe acorde a la época y ofrecer lo mejor de la humanidad: el arte.

Sus diseños imponentes, altos cielos y cúpulas buscan crear una atmósfera de magnificencia, reflexión y meditación. Así mismo, la reverberación natural producto de la gran altura y acabados altamente reflectantes (que no absorben el sonido) como el mármol, baldosa y paredes lisas, contribuyen a los coros de voces, generando tonos característicos de y voces místicas y angelicales; sin embargo, estas características no son del todo favorables para la acústica y el entendimiento de la palabra, que es el requerimiento básico para los fieles.

A partir de esto, comenzaron diferentes estrategias para mitigar este efecto negativo, entre las cuales podemos nombrar la imprenta de las lecturas para que los fieles pudieran seguirlas, hasta apoyarse en altavoces para reforzar la voz, sin detenerse a pensar que esto podría sólo empeorar la situación.

Soluciones Problemáticas

Micrófonos inadecuados

El micrófono es ese primer elemento de la cadena electroacústica que se utiliza en este caso para realzar y amplificar la voz del orador. En ocasiones, el desconocimiento lleva a realizar una mala elección en este dispositivo.

Los micrófonos captan el sonido, y de acuerdo con su construcción, lo hacen mediante patrones de captación, en los cuales tienden a ser más sensibles en ciertas áreas y menos sensibles en otras. Los más comunes son: 

• Omnidireccional: Capta en todas direcciones
• Cardioide: Mayor sensibilidad en la parte frontal y mayor rechazo en la parte trasera
• Super Cardioide: Mayor sensibilidad en la parte frontal y menor en los laterales y detrás.
• Hiper Cardiode: Sensibilidad focalizada en el frente con mayor rechazo en los laterales.

Un error común es utilizar micrófonos omnidireccionales en un espacio acústicamente complejo por su alta reverberación y/o con elementos reflectantes como mesas, atriles o paredes macizas.

Compensar con volumen insuficiencia de altavoces

Otro fenómeno común en iglesias es la utilización de pocos altavoces para cubrir y sonorizar adecuadamente la audiencia en bancas y naves laterales, así como pretender cubrir más de 5-6 metros lineales con un mismo altavoz.

Adicional a esto, pretenden que, al aumentar el volumen, aumente la inteligibilidad, dando un resultado totalmente contrario, dado que, al aumentar el volumen del altavoz, aumenta el “eco” y la reverberación, disminuyendo drásticamente el entendimiento de la palabra en este espacio.

Es un error asociar alta potencia y volumen con calidad

Cobertura de los altavoces

Suponiendo esta situación: Son las 2:00 am y alguien debe entrar a buscar su billetera a la habitación donde están sus hijos y los amigos de sus hijos durmiendo, quienes hace 45 minutos estaban fuera de control. ¿Se arriesgaría a encender la luz? Muchos, si no todos, optarían por utilizar la linterna de su celular o incluso la luz de la pantalla para realizar la búsqueda sin perturbar a nadie.

Esta misma situación ocurre con las iglesias reverberantes y con superficies altamente reflectantes. No se pueden utilizar altavoces con amplios patrones de cobertura (Ej. 120° Horizontal – 90° Vertical) porque sería como encender la luz. Lo ideal es utilizar altavoces con patrones más estrechos que permitan enfocar el sonido en las bancas de los feligreses, con un volumen adecuado evitando “salpicar” el piso o paredes que despierten la reverberación.

Eco y Reverberación

Las iglesias son de por sí espacios con gran eco y alta reverberación, sin embargo, esto podría empeorar.

Imagine tres personas: una a 2 metros, otra a 4 metros y otra a 6 metros, todas pronuncian “Hola” al mismo tiempo, sin embargo, se escuchará algo totalmente distinto: “Hhhhhooololollalaaaaa”

Este es el mismo efecto que se percibe en una iglesia cuando utilizan múltiples altavoces que no radian sonido para formar un frente de onda coherente, es decir, un “Hola!” unísono.

Mejores Prácticas

Micrófonos recomendados

Los micrófonos cuello de ganso o de varilla son una de las elecciones más populares para altares, ambones y atriles. Estos pueden utilizarse de base o embebidos en dicho elemento. Si utilizan este último tipo de instalación es muy importante utilizar accesorios, normalmente propios de la marca, como Shockmounts, que son bases amortiguadas que evitan la transmisión de vibraciones o golpes no deseados al micrófono. 

También es recomendable utilizar micrófonos con patrones Cardioide para evitar captar el sonido de los altavoces de refuerzo o Super Cardioide si se tienen altavoces de monitoreo laterales a esta posición, así como paredes cercanas.

Otro momento importante es el sermón, en este, el sacerdote tiende a utilizar el movimiento como elemento de comunicación, por lo que es importante garantizar libertad de movimiento mediante micrófonos inalámbricos que pueden ser de mano o solapa. Si no tiene mucha experiencia con ecualización y estructura de ganancia, es recomendable evitar estos últimos.

Para el acompañamiento musical, es común tener un solista, dúo o trío realizando las alabanzas. A diferencia de iglesias cristianas, las iglesias católicas no están optimizadas para una batería o grandes percusiones, es por esto que los instrumentos predominantes son: 

Voces, cuerdas punteadas (guitarra, bajo), cuerdas frotadas (violín, viola, chelo), vientos (saxofón, flauta), pianos (normalmente eléctricos) y pistas de percusión.

Una de las mejores recomendaciones es: “todo lo que pueda ir por línea, debe ir por línea”. Pianos eléctricos, guitarras (de preferencia electro-acústicas), bajo, pistas; deben conectarse por cable a la consola o mezcladora.

Los demás instrumentos tales como voces, cuerdas frotadas y vientos, deben utilizar micrófonos cardioides o super cardioides y técnicas de microfonía cercana para evitar captar al máximo el ambiente reverberante así como la utilización de los filtros pasa-altos incorporados y las espumas anti-viento.

Esto ayudará a tener una mezcla más limpia, clara, entendible y con mejores resultados.

Niveles recomendados (Distribución)

Es importante recordar que el alto volumen y alta potencia, no son la mejor solución para estos espacios.

La mejor estrategia es distribuir los altavoces de forma eficiente garantizando un nivel cómodo y confortable para los feligreses en toda el área de las bancas.

Adicionalmente, es una buena práctica considerar el nivel de ruido de fondo en la iglesia, dado que algunas se ubican junto a vías muy transitadas, mientras que otras son más alejadas del bullicio. Este ruido puede afectar el interior de la iglesia ya que ventanas y puertas permanecen abiertas.

Una medición básica con cualquier aplicación es mejor que ningún estudio acústico o caracterización (ojo, siempre se recomienda realizar un diagnóstico mediante sonómetro y todas las herramientas disponibles). Es por esto que la visita es sumamente importante y dependiendo de la seriedad con que se asuma el diagnóstico es más probable obtener una solución satisfactoria.

Tipos de altavoces y cobertura

Los tipos de altavoces para cada iglesia dependen en gran medida de su tamaño y la calidad según el acompañamiento musical para la alabanza.

Teniendo en cuenta las recomendaciones de ángulos de cobertura que vimos anteriormente, es importante revisar la respuesta en frecuencia de los altavoces, para determinar si cumplen con los requerimientos del acompañamiento.

Si una pequeña iglesia normalmente interviene el sacerdote y un dúo o solista con un piano eléctrico, es muy recomendable que los altavoces tengan una respuesta de los 160 Hz a los 18 kHz. Mientras que una iglesia de mayor tamaño y cuyo acompañamiento tenga muchos más instrumentos, podrían recomendarse altavoces de los 90 Hz a los 16 kHz.

Respecto a la forma de los altavoces, actualmente la tendencia es a utilizar altavoces de columna, sin embargo, es importante verificar que además de su forma conveniente, el nivel de presión sonora generado, así como el rango o respuesta en frecuencia sea el adecuado. Adicionalmente, tener en cuenta que las iglesias son espacios históricos y antiguos, por lo que valorarán ampliamente la propuesta de un diseño minimalista con el menor número de altavoces e intervenciones posibles, que garanticen un excelente resultado.

Delay o retraso: por qué es una buena práctica

La disposición de los altavoces generalmente proyectan un frente de onda del altar hacia la puerta principal de la iglesia, es decir, el sonido viene del frente. Es por esto que para generar un sonido coherente (Un “Hola!” contundente) es importante aplicar un retraso a las líneas de altavoces perpendiculares para la propagación del sonido que se busca. Esto puede implicar un costo adicional en canales de amplificación con DSP, pero tendrán un mejor resultado y desempeño.

Eso no solucionará el problema del eco y la reverberación, pero, no lo empeorará. Lo único que puede mejorar dicha problemática es el acondicionamiento acústico, el cual, es muy complejo de implementar en edificios históricos como estos, en los cuales no es posible cubrir paredes, cielos o pisos con paneles o alfombras. ¡Las cortinas, siempre ayudarán!

Mantenimiento

Esta tarea es de vital importancia para cautivar y crear una relación a largo plazo con las iglesias. Es responsabilidad del integrador o desarrollador del proyecto ofrecer y proponer un plan de mantenimiento mínimamente con una frecuencia semestral, ya que estos equipos estarán en uso continuo durante todo el año.

De igual forma, ofrecer valores agregados como inducción y capacitación, acompañamientos y establecer una hoja de vida para el proyecto que permitan dar seguimiento a las tareas de mantenimiento permiten enfocar los esfuerzos en lo verdaderamente importante: el valor agregado que podemos generar como integradores al proyecto.