- Escrito por: Jairo Rojas Campo
- Categoría: Artículos PRO
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Simulacros de evacuación: Estrategias, normativa y escenarios de alto riesgo
En esta nota proporcionamos una guía intuitiva pero a la vez técnica sobre la planificación, ejecución y evaluación de simulacros de evacuación, promoviendo una filosofía de "punto de fallo" para diagnosticar debilidades en lugar de simplemente cumplir normativas.
Se hace uso de referencias como las que aplican en Colombia y estándares internacionales como NFPA 101, para establecer requisitos de frecuencia y metodología. Se distingue entre el simulacro teórico y el simulacro práctico, enfatizando la necesidad de una cadena de mando clara y la inclusión de poblaciones vulnerables y los procedimientos especializados requeridos para escenarios de alto riesgo.
Esta guía contiene puntos clave como:
- Simulacros de evacuación del requisito a la mejora continua
- El marco estratégico y normativo
- Planificación
- Ejecución, observación y el ciclo de mejora
- Adaptación a escenarios de alto riesgo
Simulacros de evacuación: de simple requisito a herramienta estratégica de mejora continua

Durante años, el simulacro de evacuación fue considerado por muchas organizaciones como una obligación de agenda, un ejercicio anual cuyo único objetivo era tachar una casilla de cumplimiento normativo. La mentalidad que prevalecía era que, si el simulacro se desarrollaba sin fallos aparentes, el plan era exitoso. Sin embargo, la gestión de riesgos moderna y los expertos en seguridad han calificado esta filosofía como intrínsecamente defectuosa.
La aproximación contemporánea, adoptada por organizaciones que buscan la excelencia en alto rendimiento, entiende el simulacro como un "test de estrés". El objetivo esencial ya no es demostrar que todo sale bien, sino descubrir proactivamente qué saldría mal cuando las cosas se complican. Un simulacro exitoso es un diagnóstico de laboratorio diseñado para encontrar debilidades—o "puntos de fallo"—en un entorno controlado.
Estos puntos de fallo incluyen "cuellos de botella" en las rutas de evacuación, "problemas de comunicación" entre los intervinientes, o el "uso incorrecto o dudas" en el manejo de equipos de emergencia. Solo al identificar estas deficiencias se puede impulsar la mejora continua y construir una organización verdaderamente resiliente.
El marco estratégico y normativo
Fuente: nfpa.org
La obligatoriedad y la estructura de los simulacros se cimientan en un robusto andamiaje legal, que ha pasado de la mera prescripción a la exigencia de un sistema de gestión integral.
El fundamento legal en Colombia
En el caso de Colombia, esta exigencia se encuentra establecida en el Decreto 1072 de 2015, Decreto Único Reglamentario del Sector Trabajo. Su artículo 2.2.4.6.25 obliga a todo empleador a implementar un plan de “prevención, preparación y respuesta ante emergencias”. Dentro del ciclo PHVA (Planificar, Hacer, Verificar y Actuar) del SG-SST, el simulacro se constituye en una herramienta fundamental de verificación para evaluar la eficacia de dicha preparación.
Esta regulación se complementa con la base táctica establecida históricamente por la Resolución 1016 de 1989. Esta norma detalló la obligación de organizar un plan de emergencia estructurado en tres ramas principales: la Rama Preventiva (normas sobre riesgos), la Rama Pasiva o Estructural (requisitos de diseño, como "vías de salida suficientes y adecuadas"), y la Rama Activa o Control de Emergencias, que incluye la conformación de brigadas y la realización de simulacros.
En cuanto a la frecuencia, el Plan de Trabajo Anual del SG-SST debe contemplar la realización de simulacros al menos una (1) vez al año. Además, la normativa establece que, siempre que sea posible, se procure la integración del simulacro con los organismos de socorro externos, tales como el Cuerpo de Bomberos, la Defensa Civil u otras entidades de respuesta ante emergencias.
Estándares internacionales relacionados
Mientras la legislación local establece la obligatoriedad (qué debe hacerse), los planes técnicos se sustentan en estándares internacionales, principalmente los emitidos por la National Fire Protection Association (NFPA).
NFPA 101 (Código de Seguridad Humana): Provee los requisitos técnicos para el diseño de rutas de evacuación, la señalización y la elaboración de los Planes de Acción de Emergencias. Es la métrica para determinar qué es una "vía de salida adecuada".
NFPA 600 (Brigadas de Emergencia): Establece los criterios para la organización, entrenamiento, capacitación y equipamiento de las brigadas internas, proveyendo la métrica técnica de qué es una "brigada organizada".
Planificación

La planificación eficaz de un simulacro se divide en dos ejercicios secuenciales que garantizan la coherencia y la estrategia:
El simulacro de gabinete o teórico
Este es el ejercicio teórico que siempre debe preceder a la ejecución práctica. Se realiza con el comité de emergencias para definir:
- Objetivos claros: Deben ser medibles, como "medir el tiempo de evacuación total" o "poner a prueba la capacidad de respuesta de la brigada".
- Alcance: Parcial (un área o piso) o Total (toda la instalación).
- Hipótesis/Escenario: Un evento específico y realista (ej., "Incendio incipiente en la bodega de almacenamiento" o "Sismo de magnitud 7.0").
- Ensayo verbal: Se ensayan los procedimientos y la asignación de roles sin movimiento físico.
Ejecutar un simulacro de campo o práctico sin un teórico previo es, por definición, una improvisación.
Estructura de mando y roles clave
El simulacro debe probar la jerarquía establecida, eliminando la ambigüedad sobre quién hace qué durante el caos:
- Comité de Emergencias : Tiene un rol estratégico. Compuesto por la alta gerencia, toma decisiones administrativas y aprueba los planes, pero no combate el fuego.
- Jefe de Emergencia/Coordinador de Brigada: Pertenece al nivel táctico. Es el comandante en el terreno, responsable de dar la orden de activación de la alarma y de ser el único punto de enlace con organismos externos como los bomberos.
- Líderes de Evacuación o Jefes de Piso: Están a un nivel operativo. Responsables de áreas específicas. Deben conocer las rutas de evacuación, realizar el censo de su personal y coordinar la asistencia a personas con condiciones especiales.
Planificación inclusiva
Fuente: freepik.com
Un plan de evacuación no puede ser de "talla única"; debe priorizar la salida de poblaciones vulnerables (personas con movilidad reducida, mujeres embarazadas, adultos mayores, niños).
La preparación más avanzada exige la creación de un plan personal de evacuación de emergencia para cada empleado con discapacidad. Este plan debe desarrollarse con la participación activa de la persona y designar una red de apoyo personal, que son compañeros de trabajo que voluntariamente han sido entrenados para asistir a esa persona en específico.
Adicionalmente, la responsabilidad de asistir a los visitantes (personal que no conoce el plan) recae directamente en el empleado anfitrión que los recibe, ya que es quien está familiarizado con el edificio y los procedimientos.
Ejecución, observación y el ciclo de mejora
Modalidades de ejecución: Avisado vs. Sorpresa
La decisión sobre la notificación define el propósito del simulacro:
- Simulacro avisado: Esencial para las fases iniciales de entrenamiento y para familiarizar al personal con los procedimientos y rutas.
- Simulacro no avisado (Sorpresa): Modalidad avanzada, no para entrenar, sino para probar la eficacia real de los equipos y planes ya entrenados, exponiendo las debilidades sin el factor de anticipación.
Protocolo de respuesta y el barrido
La ejecución práctica inicia con la activación de la alarma (sonora o visual). El protocolo individual debe seguir principios simples como: mantener la calma, evacuar de inmediato, llamar al número de emergencia desde una zona segura.
La fase clave es el barrido o verificación de áreas. Los jefes de piso y brigadistas de evacuación deben verificar que todas las áreas (oficinas, baños, bodegas) estén despejadas, verificar la asistencia a personas con planes personalizados de evacuación y cerrar las puertas tras de sí sin seguro.
Al llegar al punto de encuentro, cada jefe de piso debe realizar el censo o conteo de su personal y reportar el resultado (incluyendo cualquier persona desaparecida) al jefe de emergencia.
El rol crítico de los observadores
Los observadores o veedores desempeñan un papel esencial: actúan como los “ojos y oídos” del simulacro, sin participar activamente en la respuesta. Su función consiste en evaluar objetivamente las acciones y decisiones, registrando con precisión los tiempos, errores y posibles “cuellos de botella”, mediante el uso de cédulas de evaluación o listas de verificación predefinidas.
La evaluación y el PHVA
La evaluación debe realizarse de inmediato, en una reunión de análisis, mientras los recuerdos y observaciones se mantienen frescos. Los resultados deben ser objetivos y basarse en métricas (KPIs) tales como el tiempo total de evacuación, el tiempo de respuesta de la brigada y, de manera crucial, los fallos del sistema (por ejemplo, problemas de comunicación, puertas atascadas o uso incorrecto de equipos).
El producto más valioso de esta etapa es el Informe Final, documento formal que debe detallar los hallazgos (por ejemplo: “Fallo de la alarma en el sótano”, “Puertas de emergencia atascadas”) e incluir obligatoriamente un plan de acción específico para cada hallazgo, asignando responsables y fechas de cumplimiento.
Esta fase final asegura el cierre del ciclo PHVA: el simulacro representa la verificación, y el plan de acción que actualiza el plan de emergencia constituye la actuación, impulsando así la mejora continua de la seguridad.
Adaptación a escenarios de alto riesgo
Fuente: freepik.com
Ambientes corporativos y edificios de gran altura
El desafío principal en edificios de gran altura es la evacuación vertical, la cual consume mucho tiempo. El protocolo estándar no es la evacuación total, sino la evacuación por fases. Bajo estándares como NFPA 101, se instruye la evacuación inmediata solo del piso del incidente y los pisos adyacentes, mientras que al resto se les indica "permanecer donde están".
El simulacro en estos entornos debe probar la toma de decisiones:
- Defenderse en el lugar : Si las rutas están bloqueadas por humo, la acción más segura es cerrar la puerta, sellar rendijas con toallas húmedas o cinta, llamar al servicio de emergencias e indicar la ubicación exacta.
- Mitos de evacuación: El entrenamiento debe desmentir el mito popularizado por la ficción de evacuar hacia la azotea. Las puertas suelen estar cerradas por seguridad y el rescate en helicóptero es altamente improbable. La única dirección de evacuación es hacia abajo.
- Ciber higiene y protección de activos: En un ambiente corporativo, el simulacro debe integrar la protección de activos digitales. La instrucción debe incluir la acción de 5 segundos de "Bloquear la pantalla y guardar documentos sensibles" antes de evacuar, previniendo un riesgo secundario (robo de información).
- Coordinación multi inquilino: Si el edificio tiene múltiples empresas (copropiedad), el simulacro debe ser coordinado por la administración central para probar la interoperabilidad de los planes individuales con los sistemas generales del edificio.
Entornos industriales y de manufactura
Los entornos industriales presentan riesgos concurrentes complejos como explosiones, fugas de gas o fallo de maquinaria.
- Evacuación bifurcada y parada segura: La orden de "evacuar inmediatamente" puede ser negligente para operadores de maquinaria crítica (ej. calderas, reactores). El plan industrial debe ser bifurcado: el personal no esencial evacua, mientras que los operadores clave deben ejecutar un procedimiento de parada segura de emergencia antes de evacuar, para prevenir fallas catastróficas. El simulacro debe medir la correcta ejecución de esta secuencia bajo presión.
- Respuesta HAZMAT (materiales peligrosos): Un simulacro de derrame prueba un movimiento de doble dirección. El personal de Nivel 1 (Concientización) evacúa hacia afuera y reporta, mientras que la brigada HAZMAT de Nivel 2 (Operaciones) se mueve hacia adentro defensivamente para contener la fuga o derrame utilizando el Equipo de Protección Personal (EPP) y kits especializados. Los KPIs miden la rapidez de movilización y el uso correcto del EPP.
Concentraciones masivas de personas
En estadios, centros comerciales o auditorios, el pánico y el comportamiento humano son el riesgo principal, más que la amenaza física inicial. La población en estos recintos es, por naturaleza, no entrenada.
- Sistemas de megafonía: En escenarios de masas, el sistema de megafonía (Public Address) se convierte en la brigada de evacuación. Los simulacros deben probar la Inteligibilidad del mensaje sobre el ruido ambiental y la estrategia de Zonificación, que dirige a grupos específicos de la multitud a diferentes salidas para evitar embotellamientos mortales.
- Gestión de multitudes: El personal de seguridad debe estar entrenado en técnicas de gestión de multitudes, como el "pastoreo". Esto implica un liderazgo asertivo (no confrontacional) que se une al flujo de la multitud para gesticular y redirigir la masa hacia las salidas viables, evitando las peligrosas estampidas.
- Objetivo: El simulacro en masas no prueba al público, sino la capacidad del personal para gestionar a ese público no entrenado.

En cuanto a los criterios de validación de la alarma en estos escenarios incluyen:
- Inteligibilidad: ¿El mensaje (la alarma y las instrucciones de voz) es audible y comprensible por encima del ruido ambiental (ej. música, gritos)?
- Mensajes pregrabados: La prueba debe utilizar mensajes pregrabados que han demostrado ser más efectivos para evitar el pánico, ya que son claros, calmados y concisos .
- Zonificación: Es vital probar la capacidad de zonificación del sistema. Esto significa verificar que la alarma o el mensaje de voz puede activarse sólo en la zona afectada o que pueda dirigir a diferentes sectores de la multitud hacia diferentes salidas viables, evitando que la masa se concentre en un solo punto .
- Alertas visuales: Para escenarios ruidosos o para atender a personas con discapacidad auditiva, el simulacro debe validar el funcionamiento de las alertas visuales (luces estroboscópicas) .
Conclusión
Un Plan de Emergencia que permanece solo en papel es, en esencia, una teoría. El simulacro es el proceso central de diagnóstico y validación. La clave es evolucionar hacia el "simulacro de alto rendimiento", diseñado intencionalmente para la identificación sistemática de fallos y la corrección de debilidades. Solo un plan que ha sido validado, entrenado y mejorado continuamente, cerrando formalmente el ciclo PHVA con un plan de acción, garantiza la seguridad humana y la resiliencia integral de la organización ante cualquier adversidad.
Punto de reflexión: Considere el simulacro como la vacuna de la organización. Así como una vacuna introduce una dosis controlada de la amenaza para fortalecer la respuesta inmunológica, el simulacro introduce un estrés controlado en el sistema para obligar a la organización a fortalecer su capacidad de respuesta y a identificar sus defensas más débiles, antes de que el virus real ataque.
Jairo Rojas Campo
Ing. Electrónico de la Pontificia Universidad Javeriana, especialista en Gerencia de Proyectos, con experiencia como líder de gestión de proyectos en varias empresas reconocidas del gremio de seguridad en el país desde el 2001. Cuenta con múltiples certificaciones en seguridad electrónica en las líneas de CCTV, sistemas de alarmas de intrusión, detección de incendio, controles de acceso, plataformas de integración entre otras.
Actualmente realiza actividades orientadas a la transferencia de su conocimiento y experiencia a equipos de trabajo del sector, realiza diseño y especificación de proyectos. Apasionado por el ciclismo de ruta y ciclo montañismo.
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