Profesionales que Inspiran: Daniel Banda de SoftGuard

Para Daniel, ser reconocido como un profesional destacado no es solo un motivo de orgullo, sino una gran responsabilidad. “Ser referente significa que lo que hacés impacta en muchas personas, empresas y decisiones. No es algo que se busca por ego, pero cuando llega, confirma que el camino elegido fue el correcto”, comenta. Además, resalta que lo difícil no es solo llegar, sino mantenerse vigente en un mercado que demanda estar siempre actualizado.

De desarrollador a creador de una plataforma global

La trayectoria de Daniel Banda en el mundo de la seguridad electrónica comenzó desde las bases más técnicas, en una época donde aún no se hablaba de seguridad digital como una tendencia consolidada. “Empecé bien de abajo, diseñando sistemas como developer, luego vendiendo esos sistemas y después distribuyendo equipos y tecnología”, recuerda. Ese recorrido inicial le permitió conocer en profundidad las distintas capas del negocio y detectar las falencias del modelo tradicional. Siempre guiado por una mentalidad de mejora continua, fue desarrollando una visión más ambiciosa, que se materializó con la creación de SoftGuard, una plataforma pensada para transformar el monitoreo de alarmas en algo mucho más robusto, integral, flexible y global.

Los pilares del éxito y el gran desafío de internacionalizar una visión

Detrás del crecimiento sostenido de SoftGuard y del liderazgo de Daniel hay tres elementos que han marcado su camino: la pasión, la constancia y una clara visión a futuro. “Nunca me conformé con lo que ya estaba hecho. Siempre busqué cómo ir más allá, cómo integrar más, cómo innovar”, afirma con convicción. Esta actitud de mejora permanente no solo ha impulsado su propio desarrollo profesional, sino que también ha sido la base sobre la que construyó un equipo sólido, comprometido con una misma misión: transformar la seguridad electrónica desde Latinoamérica hacia el mundo, con soluciones que rompen con lo tradicional y se adaptan a las nuevas necesidades del sector.

Uno de los momentos más desafiantes —y también más significativos— de su carrera fue la expansión internacional de SoftGuard. Salir del mercado argentino, competir con grandes marcas globales y llevar una solución latinoamericana a otros continentes fue un reto que pocos se atreven a enfrentar. “Llevar nuestra tecnología a otros países, competir con grandes marcas globales y demostrar que desde Latinoamérica también se puede liderar fue el verdadero reto”, recuerda con orgullo. Hoy, SoftGuard tiene presencia en más de 50 países y opera en 12 idiomas, un logro que no solo valida su visión, sino que demuestra que la innovación y el talento regional pueden dejar huella en cualquier rincón del mundo.

Un futuro conectado e impulsado por la innovación constante

Para Daniel, el crecimiento del sector de la seguridad electrónica no solo es inevitable, sino que viene acompañado de una transformación profunda en la manera de operar. La clave está en dejar atrás los sistemas aislados para avanzar hacia un modelo de plataformas integradas e inteligentes, donde la información fluya en tiempo real y las decisiones se tomen con mayor precisión. “No basta con sensores y cámaras, hay que unir todo en plataformas inteligentes, con análisis de datos, movilidad, ciberseguridad y decisiones en tiempo real”, explica. Ese enfoque define su visión a futuro: una seguridad más ágil, conectada y eficiente, representada en soluciones como PSIM+ y su evolución más reciente, SoftGuard Ultra.

En este escenario de cambio constante, la innovación tecnológica se vuelve no solo necesaria, sino vital para la supervivencia. Daniel lo expresa sin rodeos: “Innovar no es una opción, es la única forma de mantenerse vigente. No innovás, te morís.” En un entorno donde las amenazas evolucionan cada vez más rápido, las soluciones deben ir un paso adelante. Por eso, sostiene que la seguridad sin innovación se vuelve obsoleta.

A las nuevas generaciones: aprender más allá de lo técnico

Con décadas de experiencia en el sector y habiendo atravesado todas las etapas de la evolución tecnológica en seguridad, Daniel tiene un mensaje claro para quienes hoy inician su camino en esta industria: no basta con saber instalar, programar o configurar. “Que no se queden solo con lo técnico. Que aprendan a escuchar al cliente, a entender los problemas reales”, aconseja. Para él, el diferencial de un verdadero profesional está en la capacidad de conectar la tecnología con las necesidades humanas y ofrecer soluciones que realmente resuelvan problemas. Además, enfatiza la importancia de la formación continua como parte de la rutina profesional: este es un sector dinámico, que se transforma constantemente, y quienes no se actualizan quedan atrás. “Este es un rubro que cambia todos los días. El que se duerme, pierde”, advierte, dejando claro que la única manera de crecer es mantener la curiosidad despierta y el compromiso con el aprendizaje constante.

Vida personal, pasiones y el desafío de encontrar equilibrio

Lejos del perfil ejecutivo, Daniel se define como una persona profundamente cercana a su familia. “Soy muy familiar. Disfruto cada momento con mis hijos y con Flor”. En su tiempo libre encuentra placer en actividades simples pero significativas: cocinar, escuchar música, ver partidos de River Plate y escaparse con los suyos a lugares tranquilos. Esos espacios, lejos del ruido corporativo, le permiten recargar energías y reconectar con lo esencial. También disfruta de crear, incluso fuera del contexto laboral, porque su impulso creativo no se limita a lo profesional: lo acompaña en todas las áreas de su vida.

Encontrar un equilibrio real entre el trabajo y la vida personal no ha sido fácil para él, especialmente considerando su pasión por lo que hace. “El trabajo no puede comerse mi vida, pero se la come igual”, admite con humor. A pesar de ello, intenta frenar, delegar y disfrutar cuando es necesario, sabiendo que el descanso también es parte del rendimiento sostenible. Su desafío personal radica justamente en eso: en amar tanto su profesión que muchas veces se confunde con su hobbie. Pero aún así, reconoce la importancia de poner límites y cuidar los vínculos que le dan verdadero sentido a todo lo demás.

Un legado de transformación y apoyo a los demás

Cuando Daniel piensa en cómo le gustaría ser recordado, su respuesta va mucho más allá de los logros empresariales o los avances tecnológicos. Su visión del legado profesional está profundamente ligada al impacto humano y a la transformación real del sector. “Me gustaría que me recuerden como alguien que dejó huella, que hizo las cosas distinto y que empujó siempre para adelante”, afirma. Para él, no se trató solo de desarrollar un software o expandir una marca; se trató de cambiar la forma en que se entiende y se gestiona la seguridad, de proponer un modelo más inteligente, integrado y humano.

Pero, sobre todo, desea ser recordado como alguien que acompañó a otros en su crecimiento, que compartió conocimientos, impulsó talentos y abrió caminos. “No vendía solo software, sino una forma nueva de pensar la seguridad. Y sobre todo, como alguien que ayudó a otros a crecer también”, concluye. Esa mezcla entre visión disruptiva, compromiso con la industria y generosidad con las personas es, sin dudas, lo que ha hecho de Daniel Banda un profesional destacado en la evolución de la seguridad electrónica.